CANADÁ, LA EXPERIENCIA QUE ME ENSEÑÓ MUCHO MÁS QUE UN NUEVO LENGUAJE

La aventura empezó. Abrazos, besos y lágrimas a la puerta de la entrada de Migración en el Aeropuerto el 28 de enero, casi las diez de la noche. Fue difícil contener el llanto, muchos debemos saber que no es nada fácil dejar a las personas que más queremos por un tiempo, pero lo único que me ayudaba a calmar era pensar que tampoco cinco meses serían una eternidad. Mis amigos y mi familia también estuvieron ahí. ¡Cuánto había deseado el viaje y al final se estaba cumpliendo!
En mi mente muchas expectativas, algo nostálgica, pero con muchas ganas de empezar con mucha alegría y positivismo la experiencia por la que había puesto tiempo y esfuerzo. Pero pronto la nostalgia se convirtió en ansiedad y me hallaba nerviosa de conocer la que sería mi nueva familia durante los aproximados 154 días siguientes en Canadá. Mi ‘Familia Canadiense’ fue atenta y colaboradora conmigo, desde el primer día me recibieron con mucha alegría y desde aquel momento todo el tiempo fueron muy pacientes con mi proceso y me acogieron con mucho cariño.
Los primeros días fueron un poco duros,  pues es un cambio fuerte en un principio y se experimenta una sensación apresurada de querer entender todo lo que te dicen y así mismo responder correctamente a la nueva lengua, empezando también a extrañar cada mínima cosa y persona de casa. Pero con el paso de los días se va  mejorando y la experiencia se vive cada vez más fuerte y hermosa. Hice muy buenos amigos en mi colegio que me apoyaron de manera constante, amigos de diferentes países, con quienes se podía compartir las diferentes culturas,  de todos ellos tengo lindos recuerdos.
Canadá es un lugar bellísimo, que me permitió vivir y ver lugares nuevos; me dejó valiosos recuerdos, entre ellos mi cumpleaños número quince, en esta fecha todos fueron muy atentos y cariñosos, y además recibí de Colombia videos de todos mis amigos y  familiares que siempre me alentaron y permanecieron pendientes de cada parte de mi proceso.
Finalmente, todo se vuelve  bellos recuerdos y una experiencia que recordaré y me servirá de por vida. Canadá, la experiencia que me enseñó mucho más que un nuevo lenguaje, por la que estoy inmensamente agradecida con Diosito, con el señor rector y la vicerrectora, con los profesores, amigos y familia aquí y en Canadá que me apoyaron, sin olvidar a la fuente más importante que nos ha brindado esta oportunidad año tras año, nuestro concesionario el Gimnasio Moderno. Gracias, porque viví la experiencia más maravillosa, al haber logrado _como me lo repetían todo el tiempo mi familia y mis amigos_ una meta muy importante.  Gracias a los miembros de  “mi segundo hogar” al que prometí volver y en el que me recibirán con los brazos abiertos, con quienes sigo y seguiré en contacto para seguir fortaleciendo esta experiencia que aún no termina pues se ha convertido en algo que siempre hará parte de mi vida, de mi progreso y de oportunidades en un futuro…

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