Luego de ocho meses de preparación con el acompañamiento de la profesora Elizabeth Molina, cuarenta y cinco estudiantes de grado cuarto recibieron el Sacramento de la Primera Comunión el día sábado 20 de mayo en la Capilla de los Santos Apóstoles del Gimnasio Moderno.

Dos días antes, vivieron la Reconciliación, momento en el que pudieron conversar con tres sacerdotes y contarles sus pequeñas faltas sintiéndose mucho más que aliviados. Luego de su primera confesión, los niños compartieron un delicioso ponqué, felices porque cada minuto los acercaba más al momento esperado. Ese mismo día, en la tarde, se llevó a cabo la Noche de la Luz, ceremonia muy sentida y especial en la que se renovaron las promesas bautismales y en la que la Luz, luego de tanta oscuridad, se llenó de un total significado.

La mañana del sábado 20 de mayo, aunque un poco fría, pero con la fortuna que la lluvia se contuvo permitiendo la procesión de los niños y niñas acompañados de los acólitos, de sus directores de curso y por supuesto del padre Jonathan, fue el momento tan esperado por todos, mientras que el coro entonaba la canción “Ya llegó la fecha”.

La Eucaristía, celebrada por el padre Jonathan Luzardo, quien además nos acompañó en la Reconciliación y en la Ceremonia de la Luz, fue un acto solemne en el que los protagonistas, nuestros niños y niñas, mantuvieron sus rostros y su corazón colmados de felicidad.  Esta ceremonia estuvo armonizada por las voces del coro del Sabio, quienes se prepararon durante meses, como lo ameritaba la ocasión.

Finalizada la ceremonia, los niños y niñas, sus familias, los invitados especiales, los directivos del Gimnasio Moderno y los directivos y docentes del Sabio, compartieron un desayuno muy especial en el comedor que fue arreglado y dispuesto para ese momento familiar.

Allí, en cada silla de nuestros niños y niñas, encontraron regalos que demostraron la generosidad de la Asociación de los padres de familia del Gimnasio Moderno y de los padres de familia de los niños del Moderno que celebraron su Primera Comunión el año pasado; obsequios pensados para ellos y que colmaron su felicidad.

Los agradecimientos son para todos y cada uno de los que, durante todo este tiempo, estuvieron pendientes hasta de los más mínimos detalles para que todo se desarrollara de la mejor manera; pero, sobre todo, para que ese día fuera especial y único, así como lo fue.

Indudablemente quedará en el recuerdo la Primera Comunión y todo lo que esta celebración conlleva. Esperemos que junto al recuerdo también quede en el corazón de estos niños y niñas la alegría de ser nuevos miembros de la iglesia.