El Sabio en la Virgilio

A primera vista este título no dice mucho. Sin embargo, para nosotros (los estudiantes y maestros acompañantes) significa demasiado. El Sabio asistía a la Biblioteca Virgilio Barco el pasado 13 de febrero no para  una visita más, sino esta vez como invitado especial para una premiación dedicada a primaria (PALBE) y a bachillerato (CRÓNICAS DE BARRIO). Esto, que éramos los invitados de honor, lo supimos antes de llegar: mensajes y llamadas nos entraban preguntándonos en dónde estábamos, cuánto más tardaríamos, si había algún problema… No había ningún problema, o por lo menos no uno que se desconozca: un trancón por la carrera treinta nos tenía hablando con los estudiantes de lo que recientemente habíamos hecho, que resulta ser la conversación más fácil.
La magnitud del asunto se sintió una vez se ha ingresado al auditorio, “Ellos eran los que esperábamos”, recuerdo que alguien dijo. Con esa presión social era fácil sentirnos atemorizados; no obstante, pese a que llegamos de últimas, pasamos de primeras. Katherine Peralta, con su crónica “Sin título”, en la que una niña viaja en un bus de noche en la ciudad, y que abre el libro Crónicas de Barrio publicado por la Fundación Argos y la Red de Bibliotecas Públicas, puso a reír al auditorio con las peripecias y ocurrencias de esta niña “de piyama de ositos”; por su parte, Eimee Coralin Peñaloza, con su lectura de la reseña del libro Historia de una gaviota y el gato que le enseñó a volar, del chileno Luis Sepúlveda, asombró a los espectadores, quienes no esperaban, tal vez, semejante calidad en una niña de tal edad.

Aunque en ningún momento se dijo que ganamos el concurso o que la crónica de Katherine era la mejor, sabemos que los aplausos y las sonrisas del público dicen más que lo que podría un trofeo o diploma. Qué más ganancia que una frase que nos dijo Katherine después de haber leído y roja del temor de haberlo hecho: “Me gustó que la gente se rió de lo que yo quería que se riera”. Es decir, el texto convenció y respondió a la intención de la autora. Es decir, la autora tiene la capacidad de sugerir con lo que escribe. Es decir, en nuestro Gimnasio las palabras también llegan.

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