MI EXPERIENCIA EN CANADÁ
Cuando llegué al aeropuerto de Toronto supe que era el comienzo de una gran aventura por vivir.
Al conocer a la familia Richard sentí un gran alivio ya que a pesar de que tenía mucho miedo por no conocer a nadie, no tener dominio del idioma y estar lejos de mi familia, sabía que con ellos iba a estar muy bien. Cada momento compartido con ellos fue muy enriquecedor para mi vida y eso se lo agradeceré todos los días a Dios, a la vida y a ellos.
El primer día en el colegio llena de pánico a cualquier persona, incuso si estás en tu país natal. Fue una experiencia muy bonita ya que conocí personas de diferentes culturas, idiomas y temperamentos teniendo una mejor relación con los musulmanes, japoneses, mexicanos y coreanos.
Es un poco intimidante ingresar a una clase, escuchar al profesor hablar y pensar ‘’¿en qué me metí?’’,‘’no entiendo nada, desearía estar en mi país’’. Pero este tipo de situaciones van mejorando con el paso de los días y aprender el idioma se convirtió en un reto para mí.
Estudiar, viajar, conocer, interactuar con las personas y hacer buenos amigos es la recompensa de ser sincero, honesto y entregar todo de uno incondicionalmente. Me convertí en una persona más espiritual, más religiosa y más agradecida con Dios, con la vida y con las pequeñas cosas que algunas veces parecen superficiales.
Dios, mi familia -especialmente mi mamá- son el motor de mi vida, ellos me guían a hacer las cosas bien, a luchar por mis sueños, a crecer como persona, pero sobre todo a levantarme, mirar hacia adelante, creer en mí misma y alcanzar las metas que me propongo día a día.
Haber tenido la oportunidad de estar en Canadá es sólo el principio de todo lo que quiero ganarme en la vida. Cuando llegué a Canadá quería estar en Colombia, pero conforme fueron pasando los días y los meses, quería permanecer más tiempo allá. Una experiencia inolvidable llena de retos. ´´QUERER ES PODER Y PODER ES LOGRARLO’’.