Desde el año pasado, en el mes de agosto,  cuando iniciamos la preparación con la catequista Flor Varela,  todos nos empezamos a colmar de la emoción más grande esperando que llegara la fecha, como dice la canción con la que hicimos la entrada  la  maravillosa mañana del 26 de mayo. Muchas personas estuvieron pendientes de hasta el más pequeño detalle para que todo saliera como otros años: ¡muy bien!

Es por eso que agradecer es una buena costumbre o el mejor de los hábitos,  porque es en esta página en la que los sentimientos se vuelcan para darles las gracias a todos: a Flor por su tiempo martes y jueves, a Gerardo Liévano y su Señora quienes con su generosidad, hicieron posible que las niñas pudiéramos tener un vestido nuevo para la ocasión,   a Silvestre Benavides y Olga Rincón,  quienes nos ofrecieron el mejor detalle -las flores-, para adornar cada espacio de la Capilla y del comedor, al Padre Mauricio quien en la Eucaristía nos transmitió paz y regocijo, al coro de nuestro colegio por sus voces y su compañía,  a Mónica quien dispuso el lugar en el que compartiríamos un delicioso desayuno santafereño con nuestras familias, profesores e invitados especiales, al personal de Aldimark quienes nos atendieron en el desayuno. A la Fundación  Monseñor Emilio de Brigard,  a los gimnasianos de tercero que van a hacer su Primera Comunión, al señor Álvaro Gamboa y a su esposa,  a la Asociación de Padres de Familia,  porque con sus regalos nos dieron aún  más alegría, a Javier porque con sus manos prepara delicias  que además adorna,  como nuestro ponqué; en fin, creo que la lista es mucho más extensa. A todos gracias, a los directivos de nuestro concesionario,  a nuestro rector por sus palabras y a Ruth y a Sonia por estar tan cerca de nosotros e indicarnos que no sólo era un ensayo en el que supiéramos qué hacer, sino el disponernos y llenarnos de alegría para celebrar nuestra unión con Cristo.